Día con día el aprendizaje del niño se va formando a través de las distintas experiencias a las cuales está expuesto.
Desde bebés, el cerebro empieza a dar significado a las primeras formas de interacción con las personas más importantes de nuestra vida, los padres. Es a partir de estas interacciones que comienza a formarse el aprendizaje, ya que las bases para que este se desarrolle es aprender por medio de la imitación, por ensayo y error, jugando y explorando.
Los papás son las primeras personas con las que un niño interactúa, por lo que son quienes impulsan su aprendizaje. Una manera de hacerlo es permitirles que experimenten día con día nuevos retos por sí solos, dándoles la seguridad de que si se equivocan no pasa nada y solo hay que volver a intentarlo.
El aprendizaje inmediato no existe, aprender toma tiempo y se va forjando con la práctica y eso sólo va a ocurrir si damos a los niños la libertad de hacer las cosas de manera independiente y sin miedo al error. Para aprender hay que explorar, jugar, descubrir, fallar y acertar, se aprende a través de las experiencias propias, aun cuando esto lleve más tiempo y esfuerzo.
Los padres están a cargo de la seguridad de sus hijos, pero esto no significa hacer las cosas por ellos o evitar que se equivoquen, no se deben resolver sus retos, pues los niños son más capaces de lo que pueden aparentar y cuando un adulto cree que ayuda, resolviendo o haciendo el trabajo para que un niño no batalle, es ahí donde puede entorpecer su crecimiento, su aprendizaje y autoestima.
Movidos por el impulso de la curiosidad y la necesidad de explorar, a los niños cada día se les presentan nuevos retos y aunque es normal que algunas cosas les cuesten trabajo y pidan ayuda, es importante acudir a su llamado y motivarlos para que lo intenten hacer primero ellos solos y de ser necesario, ayudar solo modelando cómo hacerlo, permitiendo que el niño observe y después intente hacerlo por el mismo.
Los padres son los primeros maestros de sus hijos y los niños desde muy pequeños aprenden haciendo las cosas, no lo solo observando. Hay que permitirles realizar tareas que vayan acorde para su edad, dando la oportunidad de que primero observen cómo lo hace el adulto y animarlo para que después él participe. Si se limita la oportunidad de que los niños lo intenten, se genera en ellos inseguridad y se les transmite que no son capaces de hacer las cosas y así extinguir su curiosidad por aprender.
Hay que recordar que cualquier ayuda innecesaria, obstaculiza el aprendizaje y madurez del niño. Deja que tu hijo aprenda por medio del juego, de observarte a ti cómo haces las cosas, deja que se equivoque y encuentre en el error su propio aprendizaje.
¡Comparte tus consejos y experiencias!
Gracias a Adriana Viveros de Farfala por compartir con nosotros sus consejos.
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