Motivar a su hijo a que le guste la escuela
El éxito no es sólo de la escuela, sino también de muchas cosas. Si la aceptación del colegio por parte de tu hijo no es directa e inmediata, una buena forma de ayudarle a integrarse en él es implicarse un poco más en la vida del colegio: ir a las reuniones de padres, ayudar en la fiesta del colegio, participar en alguna actividad extraescolar, etc.
¿Conoce a los compañeros de clase de su hijo? ¿No? Entonces es el momento de invitarles a venir a pasar la tarde en casa. Será una oportunidad para conocer a sus padres y poder discutir juntos, intercambiar ideas, hablar de los problemas, encontrar soluciones… No dude en reunirse con el profesor de su hijo, en caso de dificultades, o simplemente para hacer un balance de la situación. Todo lo que hagas tiene una enorme importancia para tu hijo. Si ve que te interesas por su escuela, seguro que le parecerá mucho más emocionante.
Discusiones enriquecedoras para ayudar a su hijo a desarrollar la confianza en sí mismo
Discutir sobre un libro, una película, un cómic, un artículo de revista, un tema de la actualidad… Sea cual sea el medio y el tema, permite a su hijo ampliar sus horizontes, reflexionar, desarrollar su espíritu crítico, construir su personalidad. También desarrolla sus conocimientos y gana confianza en sí mismo. Se da cuenta de que puede tener ideas personales y defenderlas, que se le escucha y que su opinión cuenta. Estas conversaciones le ayudarán a sentir curiosidad por todo y a ampliar sus intereses. Poco a poco se acostumbrará a dar forma a sus ideas, sin miedo a exponerlas. Así, entre otras cosas, le será más fácil hablar en clase.
Respetar sus decisiones y motivarlo
La motivación es clave para el deseo de aprender y perseverar. Quieres que aprenda a tocar el piano, pero lo que más le gusta es el teatro. A ti te gustaría que jugara al fútbol, pero lo que a él le gustaría es descubrir el ajedrez. Sigue la intuición de tu hijo y deja que se exprese a través de las actividades deportivas, manuales o artísticas que más le atraigan. Interésate por esta nueva actividad, hazle preguntas sobre las técnicas que utiliza, las habilidades que requiere. Juega al juego de la franqueza para animarle a hablar de lo que le apasiona. Anímale tomando nota de sus progresos, apóyale si encuentra dificultades. En definitiva, quédate, como siempre, a su lado, ¡aunque sueñes con otra cosa para él!
Educar a un niño ambicioso enseñándole a perseverar
Ser ambicioso y perseverante, hay que trabajarlo. Ayudarás a tu hijo a desarrollar estas cualidades acompañándolo en su aprendizaje y apoyándolo cuando falle. Para infundir valor a tu hijo, puedes darle el ejemplo de personas a las que admira, que fracasaron antes de triunfar, un deportista, un actor, su abuelo, su tía o tu prima, no importa. Le mostrarás que incluso los superhéroes tienen defectos, pero tienen una cualidad en común: nunca se rinden. Enseña a tu hijo que siendo perseverante, estando dispuesto a volver a empezar, probando nuevos caminos, aprendiendo de los fracasos, el éxito siempre es posible.
Uno de los grandes enemigos de la perseverancia es el aburrimiento. Sin embargo, el aprendizaje siempre es un poco aburrido cuando se está empezando. Para ayudar a tu hijo a pasar del aburrimiento a la diversión, puedes utilizar el juego. En particular, ayuda a hacer más accesibles las materias que no le gustan. La idea no es hacerla 100% lúdica, sino añadir algo de juego cuando sea posible, para facilitar el aprendizaje.
Imponerse retos
No todas las aficiones son iguales. Los niños con éxito tienen aficiones que les permiten desarrollarse más rápidamente que otros. Algunas aficiones son de fácil acceso, otras son más exigentes, pero aportan mucho más a tu hijo. Así que, ¿por qué no ofrecer a su hijo pequeño algunos pequeños retos? Por ejemplo, ofrézcale un descanso de la pantalla para ir al cine. Sé un poco loco y busca las pequeñas salas independientes, las que más miman a los niños ofreciéndoles lo mejor del cine.
Un ejemplo de posible reto: en lugar de pasear por el centro comercial sin un objetivo concreto, ¿por qué no ir a un museo para variar? A los niños les encantan los lugares donde pueden experimentar cosas. Para no asustar a sus hijos pequeños, opte por museos un poco lúdicos: del espacio, del ejército, de los disfraces, de los coches. Muchas de estas instituciones organizan visitas infantiles para iniciarles en los placeres del museo mientras se divierten.
¿Un último reto? ¿Por qué no invita a su hijo a dejar su videojuego para tomar aire fresco, salir a pasear, ponerse en movimiento? Cuidado, se trata de un paseo activo, durante el cual se tomará el tiempo de mirar todo lo interesante que le rodea: los árboles del parque, los pájaros, las nubes, los nombres de las calles, las estatuas, los monumentos. . . y todo lo que puedan encontrar. No hace falta ser un experto en ciencias, historia o cualquier otro campo, sólo hay que tener curiosidad y ganas de hacer descubrimientos. Podrá hacer estos descubrimientos con su hijo, incluso si carece de ciertos conocimientos. No hay edad para aprender, la curiosidad no se detiene con el fin de los estudios. Es un bien precioso que se puede cultivar toda la vida.
¿Y tú? ¿Cómo entrenas a tu superhéroe para que desarrolle sus superpoderes?
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