El mito de las sirenas: origen e historias

Todo el mundo conoce el poder de las sirenas. Hermosas y crueles, estas criaturas fantásticas, mitad mujer, mitad pez, son capaces de seducir a los marineros y llevarlos a la perdición. Han sido fuente de numerosos cuentos desde la Antigüedad hasta nuestros días. El mito de las sirenas sigue entre nosotros y continúa alimentando nuestra imaginación. Descubra en este artículo los orígenes del mito de las sirenas.

 

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El mito de las sirenas en la mitología griega y nórdica

El mito de las sirenas se remonta a dos épocas diferentes. En primer lugar, en la Antigüedad, en la mitología griega, donde se las describe como criaturas monstruosas con cuerpo de pájaro y cabeza de mujer. En la Edad Media, las sirenas aparecen en la mitología nórdica con la misma apariencia que las conocemos hoy en día. Eran hermosas criaturas marinas, mitad mujer, mitad pez, con una larga y magnífica cabellera que les cubría el pecho. En ambas versiones, las sirenas embrujan a los marineros con sus cantos, descarriándolos y llevándolos a la muerte.

Ulises y las sirenas

Una de las historias más famosas sobre sirenas la cuenta Homero en La Odisea. Según el autor, las sirenas vivían en una isla entre Italia y Sicilia. A su regreso de la guerra de Troya, Ulises se dirige a Ítaca, donde le espera su fiel Penélope. Se ve obligado a llevar su barco más allá de las rocas donde viven las sirenas. La hechicera Circe le advierte del peligro que corre. Para no sucumbir al canto de las sirenas, Ulises hace taponar los oídos de sus compañeros con cera y ordena que le aten al mástil de su barco.

Prohíbe a sus hombres que le liberen, aunque él se lo ruegue. Estas recomendaciones fueron muy útiles. En cuanto Ulises oye el canto de las sirenas, suplica que le desaten para poder unirse a ellas, pero sus compañeros se niegan. Ulises y sus hombres se salvan. El oráculo había predicho que las sirenas vivirían mientras consiguieran seducir a los viajeros. Si fracasaban, estaban destinadas a perecer. Así que se precipitaron desde sus rocas al mar y fueron tragadas para siempre.

¿Cómo resisten Jasón y los argonautas el canto de las sirenas?

En su búsqueda del vellocino de oro a bordo del barco Argo, Jasón y sus argonautas tienen que pasar junto a una roca donde viven sirenas. A su paso, las sirenas intentan atraerlos con sus cantos. Pero a bordo del barco viaja Orfeo, que también es un brillante músico y cantante. Debe su talento a su madre, Calíope, la musa de la poesía (en aquella época, la poesía se cantaba). Las sirenas caen en su propia trampa. Seducidas por el hechizante canto de Orfeo, callan y arrojan sus instrumentos al mar.

La Sirenita de Hans Christian Andersen

Damos un gran salto atrás en el tiempo hasta 1837 en Dinamarca. Ese fue el año en que se publicó La Sirenita, de Hans Christian Andersen. Desde entonces, se ha convertido en un cuento infantil clásico. Es la historia de una joven sirena que se transforma en mujer con la esperanza de vivir con un príncipe, al que ha salvado de morir ahogado y del que se ha enamorado. Cambia su magnífica voz por un par de piernas con la bruja del mar.

Si no consigue casarse con el príncipe, se le romperá el corazón y se convertirá en espuma de mar. El príncipe se casa con otra, pero la sirenita puede salvarse si acepta matarlo. Ella no se atreve a hacerlo. Como recompensa por esta buena acción, no se transforma en espuma de mar, sino que puede unirse a las hijas del aire. La Sirenita ha inspirado numerosas películas y dibujos animados para cine y televisión, como la famosa adaptación de Walt Disney de 1989, protagonizada por la sirenita pelirroja Ariel, y la película de 1984 Splash, protagonizada por Tom Hanks y Daryl Hannah.

La Sirenita de Copenhague

En homenaje a Hans Christian Andersen y su obra maestra, una sirenita de bronce (obra del escultor Edvard Eriksen) descansa sobre una roca del puerto de Copenhague desde 1913. La bella joven se ha convertido en la estrella indiscutible de la capital danesa, y en el monumento más visitado de la ciudad. En 2010, la estatua viajó a China para representar a Dinamarca en la Exposición Universal de Shanghai. Mientras estaba fuera, una pantalla en la roca proyectaba su imagen en directo desde Shanghái. La estatua no sólo tiene amigos. Ha sido decapitada dos veces, pintada y arrojada al mar. Restaurada cada vez, la Sirenita puede seguir encantando a los turistas que visitan Copenhague.

¿Existen realmente las sirenas?

Las sirenas son tan fascinantes que alimentan fácilmente la imaginación de los marineros. Algunos marineros han afirmado haberlas encontrado. El más famoso fue Cristóbal Colón, que afirmó haber visto 3 sirenas de camino a Haití en enero de 1493. Las criaturas que se alzaban sobre las olas decepcionaron mucho al navegante. Le parecieron mucho menos hermosas de lo que afirmaba la leyenda.

¿Fue Cristóbal Colón un maldito mentiroso? No del todo. Se cree que vio criaturas que surgían de las olas, pero que era muy poco probable que fueran sirenas. Según los científicos, Colón vio manatíes o dugongos. Estos mamíferos marinos tienen una morfología que, desde lejos, puede parecerse a la de las sirenas, ¡y sus gritos pueden confundirse con los de voces femeninas! Sólo hace falta un poco de imaginación para ver las siluetas de los animales marinos transformadas en auténticas sirenas.

Estas sirenas son realmente cautivadoras. ¿Conoces alguna otra historia de sirenas? ¡No dudes en compartir con nosotros tus historias favoritas!

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